Es indudable que la eliminación de la inmunidad parlamentaria y la restitución de la pena de muerte a violadores han sido las propuestas de muchos aventureros políticos que desconocen las instituciones políticas y los tratados internacionales.
Si sumamos a ello la concentración de los medios de comunicación parcializados y el desconocimiento general de la población del proceso parlamentario que conlleva el levantar la inmunidad a un congresista, hace de la inmunidad un blanco fácil del populismo político utilizado en los últimos años.
De las llamadas prerrogativas o privilegios parlamentarios se ha discutido mucho, sobre todo en los últimos cien años. Queda por ver si lo que conviene es mantenerlas tal cual, matizarlas limitando sus alcances o eliminarlas (sobre todo en lo referido a la inmunidad). Los diferentes artículos incluidos en este volumen analizan estas posibilidades.