Joaquín Montero ha tenido que dejar su natal Huaraz para vivir el sueño de trabajar al lado de quien ahora considera su maestro: el Dr. César Aragaki. Su vida ha cambiado considerablemente: ya no se siente como el jovenzuelo inexperto que se creía antes. Hoy es un abogado con algunas millas y casos importantes a la espalda, intentando hacerse un nombre en lo que hasta ahora él considera como las ligas mayores del litigio penal peruano.
En esta nueva etapa de su vida, Joaquín descubre que el derecho va más allá de conocer leyes o bucear en aguas profundas para encontrar soluciones a los casos; el penalista, además, nunca debe perder la sensibilidad y la humanidad. Todo su recorrido hasta el momento lo llevará a asumir el caso más importante de su carrera: la defensa de Nadia Herrera, la primera presidenta del Perú, aunque esto también lo llevará a reflexionar sobre el equilibrio que debe mantener entre su trabajo y su familia en formación.
¿Vale la pena vivir el sueño de ser un gran abogado reconocido en el mundo jurídico, pero sin una familia que te quiera realmente por quien eres?