La palabra escrita es el alma de la profesión jurídica. Desde los contratos que regulan relaciones complejas hasta las demandas que buscan justicia, el lenguaje constituye el instrumento esencial del abogado. En este contexto, la capacidad de redactar con claridad, precisión y corrección es mucho más que una herramienta técnica; es un deber ético y profesional. Un abogado que no domina la redacción pone en riesgo no solo su reputación, sino también los derechos y expectativas de quienes confían en su representación.

En esta oportunidad, el profesor Misari - quien cuenta con una amplia experiencia no solo como autor de varias obras de redacción jurídica, sino también como docente de esta materia - nos presenta esta nueva obra que tiene como propósito, a través de sus dos partes, servir de guía práctica y teórica para aquellos profesionales que desean perfeccionar su habilidad de redactar documentos jurídicos.