Esta obra reflexiona críticamente sobre el tratamiento probatorio que vienen recibiendo las pretensiones que invocan el daño moral en sede judicial, cuestionando que el daño moral alegado pueda ser estimado finalmente por el juez sobre la base de presunciones, y no a partir de la exigencia de elementos objetivos que prioricen el impacto psicológico del evento dañoso en la persona agraviada.

La propuesta del autor involucra una constante vinculación entre el derecho sustantivo y procesal para poder alcanzar una justicia en torno al adecuado resarcimiento de los daños no patrimoniales.